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Tuesday, October 7, 2008

El greenwashing en las instituciones públicas

Greenwash ("lavado verde"): Información intencionadamente manipulada y difundida por una organización cuyo fin es ocultar sus abusos sobre el medio ambiente y ofrecer una imagen pública positiva, de responsabilidad con el entorno.

El greenwashing ha llegado a la Universidad de Murcia. Sí, señoras y señores, la mayor universidad pública de la Región ha decidio apuntarse al "lavado verde", junto con el Gobierno regional y las Administraciones. Aquella institución que se define a sí misma como innovadora y dinámica, y se jacta de estar comprometida con la sociedad, se ha subido al carro de la supuesta responsabilidad medioambiental.

"Campus Sostenible" se llama la campaña de sensibilización que las autoridades universitarias han puesto en marcha, y cuyo objetivo es crear una conciencia más ecológica entre los estudiantes y el personal de la universidad. ¿Qué hay de malo en esta iniciativa? En sí misma, nada. Se trata de conseguir que entre todos adoptemos prácticas que hagan de nuestro campus un lugar más respetuoso con el medio ambiente. De hecho, está genial que se hagan actividades en el día Mundial del Medio Ambiente, como plantar árboles en los alrededores del campus y que se organicen exposiciones y charlas-coloquio sobre temas medioambientales. A nadie le hace daño que se repartan molinillos de papel, ni que se peguen enormes carteles con lemas agresivos ("1 de cada 2 habitantes respira aire contaminado") o se peguen a los coches globitos negros de CO2. Al contrario: si todo eso sirve para que siquiera diez personas (de entre los más de 30.000 que somos) decidan dejar el coche en casa y venir al campus en bus o en bici, pues la campaña no habrá sido en vano.

Ahora bien, sin menospreciar el trabajo de la gente de Campus Sostenible, lo que pretendo poner de manifiesto es la manipulación a la que se nos intenta someter a los miembros de la comunidad universitaria: Lo que no es de recibo es que la Universidad de Murcia, que se llena de orgullo cuando dice que está a la vanguardia de la sociedad murciana en cuanto a conocimiento e innovación, permanezca impasible ante los graves problemas que afectan tanto a sus trabajadores como a sus usuarios, los estudiantes. Peor aún, últimamente la UMU parece tomar medidas, pero éstas son puntuales, carecen de planificación y a menudo se ejecutan de forma improvisada y deficiente, con el único fin de hacerse la foto el día de la inauguración.

Dos buenos ejemplos de esta súbita ola de greenwashing son la rehabilitación del carril bici del Campus de Espinardo, y la puesta en marcha del sistema de préstamo "BiciCampus". Ambas se hicieron deprisa y corriendo, y el resultado es un carril bici que deja mucho que desear (podéis encontrar aquí un informe con sus múltiples deficiencias), un sistema de préstamo arcaico (impropio del campus universitario del siglo XXI), unas bicis poco adaptadas a las características orográficas del entorno y un personal de administración y servicios molesto (el préstamo de bicis no automatizado intefiere con sus labores propias de apoyo a la enseñanza/investigación).

En definitiva, dichas actuaciones en materia de infraestructuras apenas han sido adoptadas por la comunidad universitaria. Buena culpa del fracaso (eso sí, no reconocido) es que no están integradas dentro un plan de acción a mayor escala, de ahí que resulten prácticamente inútiles. En realidad no atacan los problemas en su raíz, sino que son parches con los que se pretende hacer creer que se está solucionando el problema.

Algo similar ocurre con el transporte público al campus. Ahora, al parecer, estamos de enhorabuena gracias al "unibono", que nos permitirá a los miembros de la universidad coger cualquier autobus dentro del municipio de Murcia por 20 euros al mes. Supone desde luego un paso adelante en la dinamización del transporte público pero, ¿acaso el precio es la razón por la que cada día más y más universitarios optan por el vehículo privado contaminante para venir al campus? En las horas punta (en las que todos necesitamos llegar a nuestro trabajo) se tarda casi una hora (a veces más) para recorrer en bus los poco más de 6kms que hay entre la Estación del Carmen y el campus. Mientras eso siga así, ya pueden poner unibonos o multibonos que la gente que pueda tratará de no coger el autobús. Y claro, con un transporte público así y sin la posibilidad de moverse en bicicleta de forma cómoda y segura, pues uno se explica (en parte) los atascos en la A-30/A-7 en las horas punta. Baste como prueba de ello el que no haya tantos atascos los días que no son lectivos en la universidad. Lo peor de todo es que el problema del acceso al campus está lejos de ser solucionado, y ello a pesar de tener como actual Consejero de Obras Públicas a un ex-rector de la UMU. Pero eso sí, la foto de presentación del Unibono que no falte, para que vean que estamos mejorando las cosas. Otra forma de lavado verde, si me permiten.



Lo cierto es que esto del greenwash no es nada nuevo. Esta forma de propaganda ha venido siendo desde hace décadas una de las estrategias básicas de las grandes multinacionales petroleras, eléctricas, automovilísticas, agroquímicas, alimentarias, etc. Además de utilizar la publicidad para vender sus productos, estas corporaciones dedican millones de euros a lavar su imagen, y no sólo mediante spots de televisión (Repsol y su "inventemos el futuro", la carta "para los hijos de tus hijos" de Endesa o el "queremos un coche ecológico" de Renault) sino también financiando programas sociales y de conservación del medio ambiente. Consiguen así proyectar una imagen empresarial responsable de cara al consumidor, al tiempo que prosiguen impunemente con sus actividades económicas inherentemente ligadas a la destrucción del medio natural.







Cuando se trata de empresas privadas que tratan de venderse como "amigas del medio ambiente", podríamos esforzarnos en encontrar algún tipo de "explicación", por inhumana que sea, que justifique dicho greenwashing: A los inversores no les importa otra cosa que no sea la rentabilidad de sus capitales, y para ello necesitan que una sociedad cada vez más concienciada con el medio ambiente siga consumiendo sus productos. Por ello, mientras las actividades de sus empresas no afecten negativamente a sus familias ni a los rincones del planeta a los que suelen ir de vacaciones, ellos no tienen por qué dejar de buscar el máximo beneficio a cualquier precio. Ya pagan otros ese precio, en otros lugares del mundo, alejados, olvidados.

La cosa es muy diferente cuando son las instituciones públicas (teóricamente al servicio de la sociedad) las que tratan de vendernos una imagen distinta de la que realmente les corresponde en virtud de sus actuaciones. Porque en este caso, ¿a qué intereses responde la desinformación? ¿Por qué se utiliza el dinero de los contribuyentes para manipular a los contribuyentes? La respuesta es evidente. El objetivo del greenwashing gubernamental e institucional no es otro que conseguir la reelección en la siguiente cita con las urnas. Y es que en el panorama político español, y más concretamente el murciano, ningún político está dispuesto a tomar medidas impopulistas que pongan en peligro dicha reelección: Ningún político en su sano juicio llevaría a cabo acciones que molesten a los votantes a corto plazo, aunque éstas reviertan en el beneficio de los ciudadanos a medio y largo plazo.

En lugar de afrontar los graves problemas energético-ambientales que vivimos estos días (que requieren mucho tiempo, dinero y sobre todo consenso entre los grupos políticos y sociales), parece ser que es más sencillo hacerle creer al ciudadano medio que las instituciones públicas ya se están tomando en serio esos problemas. Y es que como dijo Morris Wolfe, escritor y crítico canadiense:

"Es más fácil cambiar el modo en que la gente percibe la realidad que cambiar esa realidad"
(It is easier to change the way people think about reality than it is to change reality)

Tanto es así que hoy en día, cualquier político que se precie no duda en tildar sus actuaciones de "sostenibles", aunque ni siquiera sepa lo que significa exactamente. También oímos a menudo que "se están tomando medidas para luchar activamente contra el cambio climático". Véase el ejemplo del Gobierno Regional, que por un lado rebautiza la Consejería de Industria para llamarla "de Desarrollo Sostenible", y que por otro desprotege espacios naturales de nuestro litoral para dar paso a macro-complejos turísticos .

Ahora bien, si hay un nivel de la Administración que ha hecho del greenwashing su bandera, ése es el de la Administración local. El alcalde de Murcia dice "apostar por una ciudad al servicio de las personas, con más espacios para el peatón y menos presión del tráfico", [Ver noticia], y se vanagloria de pertenecer a la Red de Ciudades por el Clima, de albergar el Foro Eurocities y de celebrar su particular Semana de la Movilidad. Al mismo tiempo, en Murcia se construyen nuevos viales (Costeras Norte y Sur), se amplía la capacidad de los ya existentes (Ronda Oeste y próximamente Ronda Sur) y se construyen más párkings subterráneos (Avda. Libertad, Avda. de los Pinos y en breve Ronda Sur y Jardín de San Esteban). No hay que ser ningún genio para caer en la cuenta de que así sólo se consigue dar cabida a más y más vehículos en el centro de la ciudad, con el consiguiente y evidente deterioro de la calidad de vida de sus ciudadanos en particular (aire contaminado, ruido, estrés, accidentes, etc.) y del medio ambiente en general.



Ante la desinformación, ¿qué podemos hacer los ciudadanos? Pues bien, lo primero, y sobre todo, no te quedes de brazos cruzados. Infórmate, pregunta, investiga por tu cuenta. Cuando veas que algo no funciona, no te calles. Sé crítico, propón alternativas. Habla de ello con tu entorno. Asóciate, participa en actos informativos y reivindicativos. Exprésate libremente y sin miedo. Ponte en contacto con otras gentes. Conoce otras ideas. Escucha a los demás con atención, siempre aprenderás algo. Lo mejor de todo es que ni estamos solos en esto ni somos los primeros en enfrentarnos a un problema parecido. Sólo una sociedad civil fuerte, educada, comprometida y activa, es capaz de poner a los políticos a su servicio, y no al servicio de los intereses de unos pocos.

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