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Sunday, September 28, 2008

El agua en la huerta de Murcia: Pasado, presente y... ¿futuro?

Tras muchos meses sin dar señales de vida, aquí vuelvo a la carga con mi blog, esta vez sí (espero) con la energía suficiente para ir posteando más a menudo que de seis en seis meses :) Os confieso que no ha sido por falta de ideas o temáticas de las que discutir, sino falta de tiempo libre o, mejor dicho, sobra de tiempo delante de una pantalla...
A lo que voy. Hoy ha tenido lugar la "Ruta del Agua" que la Asociación Murcia en Bici (antigua Plataforma Carril-Bici Murcia) organiza como parte de un proyecto de voluntariado llamado "Vive la Huerta en Bici". Para este proyecto hemos contado con una subvención de la CAM (su programa de voluntariado ambiental VOLCAM) y nuestro objetivo es acercar a los murcianos a los rincones de la huerta, utilizando el que hasta no hace mucho fue el vehículo por antonomasia del huertano: la bicicleta.

El proyecto "Vive la huerta en bici" se compone de seis rutas que se celebrarán una cada domingo, entre el 21 de septiembre y el 26 de octubre. La primera tuvo lugar la semana pasada, con el nombre de "Auroros y Tradiciones", aunque lamentablemente no pude asistir por encontrarme apoyando a otros compañeros de MnB en un evento organizado por el Ayuntamiento de Murcia en su particular Semana de la Movilidad. Pero eso será temática para otro día . Volviendo a las rutas, los detalles de cada una los podéis encontrar en aquí, y hoy os voy a hablar de mi experiencia y los pensamientos que me han acompañado en la ruta que hemos recorrido hoy.

La "Ruta del Agua" tiene como objetivo acercarnos al que es sin duda el elemento más importante en la huerta tradicional murciana. De la mano de Juan Francisco Cerezo (ciclista aventurero murciano y fotógrafo freelance), hemos ido recorriendo acequias y molinos, norias y azarbes, descubriendo cómo los árabes consiguieron convertir lo que hasta entonces era una ciénaga improductiva, un terreno pantanoso y frecuentemente afectado por las avenidas (riadas) de los ríos Segura y Guadalentín típicas del clima mediterráneo, en una próspera y productiva región agrícola.

En este valle fluvial, comparado al valle del Nilo por su fertilidad fruto de las crecidas del río, los árabes crearon una inmensa red de canalizaciones de agua destinadas al riego. Poco antes de que el río alcance la localidad de Alcantarilla, se encuentra la contraparada, una pequeña presa construida por los árabes para serenar las aguas y encauzar parte del caudal hacia las dos acequias mayores:  la acequia de la Aljufía ("norte", en árabe) y la Alquibla (del árabe, "mediodía" o sur). Estas acequias mayores transportaban el agua del río hasta otras acequias menores que finalmente irrigaban multitud de huertos, en su época plantados de higueras, vides, olivos y hortalizas, y que en siglos posteriores se sustituyeron en su mayoría por cítricos (naranjos y sobre todo limoneros), nísperos y membrilleros. Finalmente, el agua sobrante del riego se recogía por medio de azarbes, hasta ser devuelta al río cauce abajo, cerrando el ciclo de aprovechamiento hídrico. 

A su paso por las diferentes acequias, el agua era elevada a huertos más altos mediante norias como la de Alcantarilla o de la Ñora (noria viene del árabe "llorar", debido a las "lágrimas" que se desprenden de la noria cuando gira).

Igualmente, el agua se utilizaba para otros muchos menesteres como los molinos, como el que os muestro bajo estas línas, llamado "de Funes", y que aprovechaban la fuerza del agua para moler el grano y obtener harina. 



Toda esta infraestructura de riego milenaria no sólo convirtió la huerta de Murcia en una de las regiones más prósperas de Al-Andalus, sino que durante cientos de años hizo posible que sus habitantes disfrutasen de una agricultura sana, respetuosa y en consonancia con un medio natural, al que le debían la vida y los manjares de la fértil huerta, en ocasiones, también la muerte y la destrucción de las avenidas del río. Pero aquellos huertanos, moros o cristianos, huertanos al fin y al cabo, y ya entendían que no podía existir una cosa sin la otra: que la riqueza de sus tierras estaba ligada a los brutales despertares de un río que en otras ocasiones los apenaba durante épocas de sequía con apenas ni gota de agua.

Durante el siglo XX, la huerta comenzó su declive, la explotación de los pequeños minifundios dejó de ser rentable en esta economía del "más, más" por "menos, menos". Poco a poco la huerta va desapareciendo a manos de la voraz industria urbanística, ahora en crisis, pero durante tanto tiempo ávida de terrenos, descontrolada, irrespetuosa e ilegal. Los viejos huertanos, sus barracas y sus bicicletas han ido poco a poco dejando paso a los nuevos huertanos (por falta de un mejor sustantivo), sus mansiones y sus Mercedes, hasta el punto de que ya ni siquiera es seguro transitar en bicicleta o a pie por los carriles de la huerta.

Todo este patrimonio cultural e histórico se está perdiendo día tras día, fruto de un abandono total, una pasividad espeluzante. Lo he visto todos estos años como estudiante, cuando subía en autobús a la Universidad: el norte de Murcia se rindió a la especulación, y los limoneros que una vez cubrían desde mi antiguo Barrio de Vistalegre hasta Churra y el Puntal, ahora son áticos de primeras calidades en Juan Carlos I y torres de oficinas en Juan de Borbón. Lo veo en los alrededores de Espinardo cuando voy a trabajar, ahora ya en bici. Hoy he conocido más su historia y sus rincones, y he comprobado como la Administración no sólo se rinde ante las todopoderosa industria inmobiliaria, sino que ni siquiera tiene el más mínimo aprecio por conservar un patrimonio que, bien cuidado y publicitado, revertiría de un modo muy positivo en el propio beneficio de la ciudad, de sus gentes y sus visitantes. Hoy he visto como el molino de Funes está completamente abandonado, prácticamente en ruinas.. ni que decir tiene que no hay carteles interpretativos. Las norias son apenas un reflejo de lo que fueron, y aunque mejor cuidadas, no son capaces de seguir su funcionamiento. Y las acequias... ¡hay las acequias! Esas de aquí a unos años necesitarás visión de rayos X para verlas... porque este Ayuntamiento se ha propuesto entubarlas todas, y ya son pocas las que se mantienen al aire libre, con el aspecto que han conservado estos últimos 1000 años. Ya ni siquiera se respetan las leyes y los "nuevos huertanos", no contentos con arruinar el paisaje huertano con la ostentación, desmesura y mal gusto de sus nuevas casas,  extienden los muros de sus parcelas hasta las mismas orillas de las acequias, haciendo imposible transitar por sus motas, como exige la reglamentación...

¿Qué será de la huerta dentro de 50 años? Ya casi nadie entiende el por qué del "bando de la huerta" (24h de macrobotellón legal por toda la ciudad), y veremos qué hay dentro de 50 años. Y mientras todo esto ocurre, ¿qué hace el Ayuntamiento de Murcia? Pues se vanagloria diciendo que "entre sus prioridades está la conservación de la huerta, de sus costumbres, tradiciones y gentes". No lo digo yo, está en la primera página de un libro cuyo título exacto desconozco. Una página que hoy, justo al empezar la ruta, ha sido arrancada y hecha mil pedazos por nuestro querido guía, seguido por los aplausos de los asistentes. 

Como ya dijo Aldous Huxley: Los hechos no dejan de existir porque sean ignorados.  Y yo añadiría: "ni tampoco porque sean negados".

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1 Comments:

  • ¿Qué será de la huerta dentro de 50 años? Ya casi nadie entiende el por qué del "bando de la huerta" (24h de macrobotellón legal por toda la ciudad), y veremos qué hay dentro de 50 años

    http://laedaddeoromurcia.blogspot.com/2011/04/bando-de-la-huerta-de-murcia-espana_25.html

    By Blogger Hipólito Romero Hidalgo, At April 30, 2011 at 11:58 a.m.  

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